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EDITORIAL

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EDITORIAL

La alfombra roja, la gala de los vestidos de noche

Actualizado: 9 oct 2019

Por Mathieu Branger

Los vestidos de noche son las creaciones más elegantes de un diseñador, sinónimos de buen gusto y distinción. Largos con cola o cortos por encima de la rodilla según el dresscode del evento, son la mejor publicidad que una marca puede recibir, y más aún cuando se trata de las alfombras rojas, donde nos hemos acostumbrado a comentar el paso de las celebridades sobre ellas, mientras juagamos a adivinar qué celebridad se asoció con una u otra casa de moda. Al día siguiente, leemos en las revistas, la reseña de lo mejor y lo peor de los vestidos de la gran noche de premios, o de la gala.


Desde hace 80 años, una de las noches más importante para el desfile en la alfombra roja han sido los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, mejor conocidas como los premios Oscar, que se entregan cada año en reconocimiento a la excelencia en la industria del cine. Esta noche tan importante es el foco de atención del mundo mediático y punto de encuentro de todas las celebridades del momento con la moda, la cual juega un papel muy importante.



Los premios Oscar fueron creados en 1929, y desde el inicio fueron una vitrina para el glamour y el lujo que se asocia a la vida de las grandes estrellas de Hollywood. En esa época, los estudios contaban con sus propios diseñadores, quienes eran necesarios para la creación de los vestidos de las películas y que en muchas ocasiones también vestían a las actrices fuera de pantalla. William Travilla colaboró, por ejemplo, con Marilyn Monroe en 8 películas y es el autor del famoso vestido de coctel blanco que el viento levanta en The Seven Year Itch.


Fue también el diseñador que ella escogió para vestirla en ocasiones de varios premios y ceremonias. De la misma manera, Grace Kelly le fue fiel a Edith Head, una de las diseñadoras de vestuario más importante de la historia de Hollywood, para crear, fuera de pantalla, su inigualable estilo.


Algunos de los vestidos de noche más aclamados de la historia del cine fueron los que nacieron de la colaboración entre Audrey Hepburn y Hubert de Givenchy. La actriz conoció al diseñador en 1954 para la película Sabrina. La amistad que nació de este encuentro, hizo de la actriz, la musa y la mejor representante del diseñador, llevando sus creaciones a muchos eventos públicos.




A partir de los años sesenta, una nueva generación de actrices, más libres de su imagen, pudo empezar a jugar con los códigos de la gran noche de los premios Oscar. Cuando Barbara Streisand recibió el premio a la mejor actriz por su papel en Funny Girl (1969), pocos se fijaron en su discurso de agradecimiento. En cambio, su vestido fue uno de los más comentados. Arnold Scaasi, diseñador de varias primeras damas de Estados Unidos, en ese momento le había propuesto un traje pantalón con lentejuelas y puños de esmoquin. Al momento de subir al escenario, se evidenció la elegancia del conjunto, pero también su atrevida sensualidad, ya que bajo la luz de los reflectores, el vestido era todo un juego de transparencias. En años posteriores, algunas actrices marcaron la historia de la moda por su paso por la alfombra roja de los mencionados premios. En 2001, Julia Roberts hizo del vintage una tendencia, con un elegante vestido de Valentino, de la colección 1992; mientras que en la misma noche, Björk y su vestido de cisne diseñado por Marjan Pejoski, llevaron la moda de gala a la máxima extravagancia.

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